Las investigaciones del Centro Brennan para la Justicia y otras organizaciones de defensa muestran que los estadounidenses de raza negra siguen teniendo que enfrentarse a barreras únicas para poder votar. Desde la reducida supervisión de los cambios en las leyes electorales hasta la amenaza constante de una pandemia mundial, los votantes negros tienen aún más con qué lidiar este año electoral. A pesar de los obstáculos históricos y de los nuevos retos, los negros se toman en serio su derecho al voto y tienen uno de los índices de participación más altos del país.
Incluso con los descensos entre los estadounidenses de raza negra que votaron en 2016, siguen teniendo las tasas más altas de participación electoral de cualquier grupo multicultural en las últimas elecciones presidenciales. Específicamente, entre las mujeres negras, el Censo de Estados Unidos muestra una ventaja consistente en las tasas de participación con el 64% de ellas votando en 2016 y un récord del 55% en las Intermedias de 2018. En 2020, a medida que las iniciativas comunitarias se centran en aumentar el acceso seguro a los centros de votación, los esfuerzos para otorgar el derecho de voto a los exdelincuentes, además de fomentar la participación, los estadounidenses negros continúan escalando -y votando- su camino hacia el Sueño Americano.
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