En el entorno cada vez más digital de hoy en día, las redes sociales (Twitter, Facebook, etc.) forman parte integral de nuestras vidas y determinan nuestra forma de interactuar, compartir ideas, seguir las noticias y formarnos opiniones, incluidas las preferencias de los consumidores.
Más concretamente, en lo que respecta a la televisión, la actividad social ayuda al sector a captar el espíritu social de los telespectadores. De hecho, en los últimos años, las cadenas han empezado a utilizar hashtags específicos de los programas, promociones en Twitter y participación en Twitter impulsada por los programas (es decir, actores y creadores que publican tuits en tiempo real durante los programas o promocionan contenidos entre bastidores) para consolidar e integrar mejor la conversación en Twitter.
Tanto la audiencia televisiva como la participación en Twitter son un reflejo de la propia programación televisiva: hay programas de éxito, que tienen más probabilidades de atraer al espectador, y otros mediocres o decepcionantes que no consiguen atraer a la audiencia. Sin embargo, lo que sigue sin explorarse es el mecanismo por el que los acontecimientos del programa se traducen en cambios en la audiencia y la participación en Twitter. ¿Por qué ciertos programas de televisión obligan a los espectadores a compartir sus pensamientos e impresiones con los demás, mientras que otros programas no lo hacen?
Este estudio explora cómo podría utilizarse la actividad cerebral para predecir la participación en Twitter durante la programación televisiva.