En un día normal, el consumidor medio puede estar expuesto a miles de mensajes comerciales, pero muchos de ellos no conseguirán abrirse paso entre la maraña, ni tendrán ningún impacto perceptible en las actitudes o el comportamiento de esa persona.
¿Qué diferencia a la publicidad eficaz de la que no consigue rentabilizar la inversión? Al principio se pensaba que la publicidad funcionaba comunicando hechos sobre los beneficios de un producto o servicio, y que los consumidores utilizaban esos hechos, racionalmente, para evaluar los beneficios anunciados en función de sus propias necesidades y deseos. Ahora hay pruebas fehacientes de que no es así. Lo que está quedando claro a partir de investigaciones recientes es que la publicidad eficaz consigue suscitar una respuesta emocional en los consumidores.
Medir las emociones en la publicidad es un reto, pero para los responsables de las marcas se ha convertido en un imperativo encontrar herramientas que vayan más allá de las respuestas conscientes de los consumidores a la publicidad y, en su lugar, midan sus respuestas emocionales. Afortunadamente, los avances de la neurociencia están haciendo que esto sea una realidad. Este artículo ofrece una revisión exhaustiva de las herramientas actuales de la neurociencia del consumidor, la teoría en la que se basan, los comportamientos de los consumidores que ayudan a desvelar y los recientes avances que hemos podido lograr combinando múltiples herramientas en los mismos casos de estudio.