Antes de la pandemia del nuevo coronavirus (COVID-19), trabajar desde casa o a distancia era más un lujo profesional que una necesidad. Sin embargo, con la aparición de la pandemia, las empresas de todo el mundo se han visto obligadas a adaptarse en un abrir y cerrar de ojos para seguir siendo viables. El imperativo empresarial era sencillo: permitir el trabajo a distancia, a menudo con cierto grado de creatividad, o sufrir una gran pérdida de productividad, confianza y compromiso de los empleados, por no hablar de la posible caída de los ingresos.
Según la encuesta Nielsen Remote Workers Consumer Survey, la pandemia obligó a cerca de dos tercios de los estadounidenses a empezar a trabajar desde casa a tiempo completo. Y a pesar de los retos y ajustes que implica trabajar desde casa, como niños pequeños, animales o la posibilidad de compartir espacios reducidos con otras personas, los encuestados disfrutan de la comodidad, siguen sintiéndose comprometidos con sus funciones y creen que facilita la conciliación de la vida laboral y familiar. Dicho esto, los estadounidenses que acaban de empezar a trabajar desde casa todavía no se han asentado del todo en sus rutinas, especialmente si se comparan con los trabajadores que trabajaban desde casa o a distancia antes de la pandemia. Y, como consecuencia, también siguen adaptando sus hábitos mediáticos. Para saber más, hemos hablado con Peter Katsingris, vicepresidente senior de Audience Insights, que nos ofrece más información sobre las diferencias entre los dos grupos de trabajadores desde casa.
Para más información sobre cómo el estilo de vida de los consumidores que trabajan desde casa está cambiando las rutinas y comportamientos tradicionales, descárguese el último Informe de Audiencia Total de Nielsen.