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Un punto de inflexión cultural: romper nuestro silencio sobre la injusticia racial

4 minutos de lectura | Charlene Polite Corley, VP, Diverse Insights & Partnerships | Noviembre de 2020

Ahmaud Arbery. George Floyd. Breonna Taylor. 

Estos son tres nombres que alimentaron un movimiento, una protesta que rompió el silencio sobre un ciclo de injusticia racial en la comunidad negra. En cada caso, las circunstancias varían, pero el efecto personal en el resto de la comunidad negra es coherente al reflexionar sobre lo fácil que "podría haber sido yo". Acosados, asfixiados o tiroteados por la policía, todos tuvieron el mismo desenlace: no se responsabilizó a nadie, hasta que los medios de comunicación sociales y de masas exigieron que contáramos sus historias.

El hecho de que fueran personas corrientes que murieron realizando tareas cotidianas humanizó su pérdida para muchos. Pero el hecho de que no fueran los primeros -ni siquiera los últimos- nombres de una larga lista de casos puso de relieve la ansiedad y los temores que muchos afroamericanos arrastran a diario.

Las imágenes de vídeo del asesinato de George Floyd circularon y desencadenaron conversaciones sobre el racismo en Estados Unidos para todo el mundo -personas, empresas y medios de comunicación- de una forma nunca vista. Cuando no se responsabilizó a nadie de su muerte, se produjeron las protestas más amplias de la historia de Estados Unidos, que incluyeron a los 50 estados y a países de todo el mundo. 

¿Qué ha cambiado esta vez? En primer lugar, los llamamientos a la justicia y las declaraciones de #BlackLivesMatter no procedían de una sola comunidad, ni siquiera de personas de color. El trato dado a George Floyd y a tantos otros estadounidenses de raza negra acaparó la atención nacional , disparando el uso de las redes sociales y el número de telespectadores en directo. Al igual que las propias protestas, el consumo de noticias se extendió tanto a los pueblos pequeños como a las grandes ciudades.

La muerte de George Floyd fue un punto de inflexión. Dejó claro para muchos estadounidenses que no se trataba de incidentes aislados, sino de síntomas de un conjunto mucho más amplio de tareas que aún debemos realizar como sociedad. Para otros, la visión de las ciudades sumidas en el caos era demasiado difícil de soportar. Independientemente de la opinión de la gente sobre estos temas, la conclusión colectiva era que algo debía cambiar. La tensión de esas semanas ofreció una oportunidad única en un momento crítico para conectar estos temas de una manera que no habíamos visto antes. 

Las conversaciones no se centraron únicamente en un tema abstracto y lejano para el conjunto de la nación. Esta vez, lo hicimos personal y abrimos las compuertas a verdades duras entre compañeros de trabajo, vecinos y medios de comunicación para denunciar el racismo sistémico. Los creadores de contenidos respondieron con una programación única para debatir, educar e incluso llorar colectivamente. En Internet aumentaron las subidas de vídeos a YouTube relacionados con las alianzas. Casi todas las grandes cadenas de televisión emitieron programas en formatos que iban incluso más allá de las noticias: mesas redondas, emisiones simultáneas, documentales y programas infantiles que abarcaban la historia del racismo en Estados Unidos y cómo su influencia afecta a los estadounidenses negros hasta el día de hoy. 

Un análisis más detallado de los contenidos en las plataformas de streaming ilustra aún más la demanda de personas que se enfrentan a la realidad de la discriminación cotidiana, muchas de ellas por primera vez. En junio, las clasificaciones de contenido SVOD (vídeo bajo demanda por suscripción) de Nielsen mostraron que la audiencia de títulos como When They See Us(2019) y The Black Panthers: Vanguard of the Revolution (2015) mucho después de sus estrenos iniciales. Destacado en la colección Black Lives Matter de Netflix, 13th (2016) multiplicó por 215 el número de espectadores desde la semana anterior a la muerte de George Floyd hasta solo dos semanas después.

Mientras seguimos desmantelando barreras históricas para la comunidad negra, resolver los problemas de racismo de Estados Unidos exigirá el trabajo de todas las comunidades. El estudio de Nielsen demuestra que nunca se insistirá lo suficiente en el papel que desempeñan los medios de comunicación locales, nacionales y sociales a la hora de conformar e informar tanto nuestro proceso de pensamiento como las medidas que adoptamos. Los telespectadores quieren cobertura de lo que está ocurriendo y el contexto de por qué sigue ocurriendo:no tengan miedo de satisfacer esas necesidades. 

Los medios de comunicación en general deben seguir comprendiendo cómo cambian las tendencias de audiencia y qué necesitan ver y oír sus espectadores. La gente está dispuesta a actuar en función de los contenidos de las fuentes en las que confía, y la forma en que esos medios y organizaciones administran esa confianza puede contribuir al progreso de nuestra nación. 

Lo que espero que persista no es sólo el poder colectivo que tenemos para impulsar un cambio positivo, sino la conciencia de que alzar la voz y contar nuestras historias individuales puede ser igual de poderoso para acercar a nuestro país a la igualdad y la justicia para todos.

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